La civilización maya habitó una vasta región denominada Mesoamérica, en el territorio hoy comprendido por cinco estados del sureste de México que son, Campeche, Chiapas, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán; y en América Central, en los territorios actuales de Belice, Guatemala, Honduras y El Salvador, con una historia de aproximadamente 3.000 años.
Durante ese largo tiempo, en ese territorio se hablaron cientos de dialectos que generan hoy cerca de 44 lenguas mayas diferentes. Hablar de los "antiguos mayas" es referirse a la historia de una de las culturas mesoamericanas precolombinas más importantes, pues su legado científico y astronómico es mundial. Contrariamente a una creencia muy generalizada, la civilización maya nunca "desapareció". Por lo menos, no por completo, pues sus descendientes aún viven en la región y muchos de ellos hablan alguno de los idiomas de la familia mayense.
La literatura maya ilustra la vida de esta cultura. Obras como el Rabinal Achí, el Popol Vuh, los diversos libros del Chilam Balam, son muestra de ello. Lo que sí fue destruido con la conquista es el modelo de civilización que hasta la llegada de los primeros españoles, había generado tres milenios de historia.
La Conquista española de los pueblos mayas se consumó hasta 1697, con la toma de Tayasal, capital de los mayas Itzá y Zacpetén, capital de los mayas Ko'woj en el Petén (actual Guatemala). El último estado maya desapareció cuando el gobierno mexicano de Porfirio Díaz ocupó en 1901 su capital, Chan Santa Cruz, dando así fin a la denominada Guerra de Castas.
Los mayas hicieron grandes e impresionantes construcciones desde el Preclásico medio y grandes ciudades como Nakbé, El Mirador, San Bartolo, Cival, localizadas en la Cuenca del Mirador, en el norte del Petén, y durante el Clásico, las conocidas ciudades de Tikal, Quiriguá, (ambas las primeras en ser declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en 1979 y 1981 respectivamente) Palenque, Copán, Río Azul, Calakmul, Comalcalco (construida de ladrillo cocido), así como Ceibal, Cancuén, Machaquilá, Dos Pilas, Uaxactún, Altún Ha, Piedras Negras y muchos otros sitios en el área. Se puede clasificar como un imperio, pero no se sabe si al momento de colonizar impusieron su cultura o si fue un fruto de su organización en ciudades-estado independientes cuya base eran la agricultura y el comercio. Los monumentos más notables son las pirámides que construyeron en sus centros religiosos, junto a los palacios de sus gobernantes y los palacios, lugares de gobierno y residencia de los nobles, siendo el mayor encontrado hasta ahora el de Cancuén, en el sur del Petén, muchas de cuyas estructuras estaban decoradas con pinturas murales y adornos de estuco. Otros restos arqueológicos importantes incluyen las losas de piedra tallada usualmente llamadas estelas (los mayas las llamaban Tetún, o “tres piedras”), que describen a los gobernantes junto a textos logográficos que describen sus genealogías, victorias militares, y otros logros. La cerámica maya está catalogada como de las más variadas, finas y elaboradas del mundo antiguo.
Los mayas participaban en el comercio a larga distancia en Mesoamérica, y posiblemente más allá. Entre los bienes de comercio estaban el jade, el cacao, el maíz, la sal y la obsidiana.
Durante ese largo tiempo, en ese territorio se hablaron cientos de dialectos que generan hoy cerca de 44 lenguas mayas diferentes. Hablar de los "antiguos mayas" es referirse a la historia de una de las culturas mesoamericanas precolombinas más importantes, pues su legado científico y astronómico es mundial. Contrariamente a una creencia muy generalizada, la civilización maya nunca "desapareció". Por lo menos, no por completo, pues sus descendientes aún viven en la región y muchos de ellos hablan alguno de los idiomas de la familia mayense.
La literatura maya ilustra la vida de esta cultura. Obras como el Rabinal Achí, el Popol Vuh, los diversos libros del Chilam Balam, son muestra de ello. Lo que sí fue destruido con la conquista es el modelo de civilización que hasta la llegada de los primeros españoles, había generado tres milenios de historia.
La Conquista española de los pueblos mayas se consumó hasta 1697, con la toma de Tayasal, capital de los mayas Itzá y Zacpetén, capital de los mayas Ko'woj en el Petén (actual Guatemala). El último estado maya desapareció cuando el gobierno mexicano de Porfirio Díaz ocupó en 1901 su capital, Chan Santa Cruz, dando así fin a la denominada Guerra de Castas.
Los mayas hicieron grandes e impresionantes construcciones desde el Preclásico medio y grandes ciudades como Nakbé, El Mirador, San Bartolo, Cival, localizadas en la Cuenca del Mirador, en el norte del Petén, y durante el Clásico, las conocidas ciudades de Tikal, Quiriguá, (ambas las primeras en ser declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en 1979 y 1981 respectivamente) Palenque, Copán, Río Azul, Calakmul, Comalcalco (construida de ladrillo cocido), así como Ceibal, Cancuén, Machaquilá, Dos Pilas, Uaxactún, Altún Ha, Piedras Negras y muchos otros sitios en el área. Se puede clasificar como un imperio, pero no se sabe si al momento de colonizar impusieron su cultura o si fue un fruto de su organización en ciudades-estado independientes cuya base eran la agricultura y el comercio. Los monumentos más notables son las pirámides que construyeron en sus centros religiosos, junto a los palacios de sus gobernantes y los palacios, lugares de gobierno y residencia de los nobles, siendo el mayor encontrado hasta ahora el de Cancuén, en el sur del Petén, muchas de cuyas estructuras estaban decoradas con pinturas murales y adornos de estuco. Otros restos arqueológicos importantes incluyen las losas de piedra tallada usualmente llamadas estelas (los mayas las llamaban Tetún, o “tres piedras”), que describen a los gobernantes junto a textos logográficos que describen sus genealogías, victorias militares, y otros logros. La cerámica maya está catalogada como de las más variadas, finas y elaboradas del mundo antiguo.
Los mayas participaban en el comercio a larga distancia en Mesoamérica, y posiblemente más allá. Entre los bienes de comercio estaban el jade, el cacao, el maíz, la sal y la obsidiana.
Alimentación
El maíz fue la base de la alimentación de los mayas.
La base de su alimentación fue el maíz (en maya ixim) que les sirvió para hacer bebidas (como el atole), usando su pasta (nixtamal, palabra azteca para una masa de maíz hecha con cal) cocinaban alimentos como los tamales y tortillas. En cuanto a los tamales, están compuestos por una pasta de maíz que contiene una mezcla de carne, vegetales o ambos. Todo lo anterior se envuelve dentro de hojas de maíz u otra planta. Entre las técnicas gastronómicas para cocinar los alimentos predominó el pibil, que es el horneado bajo tierra.
Recientes investigaciones tienden a demostrar que el complemento alimentario de los mayas, el que les permitió sostener poblaciones muy numerosas, sobre todo durante el período clásico, y muy particularmente en la región sur de mesoamérica en donde se concentraron importantes multitudes (Tikal, Copán, Calakmul), fue la Manioca, también llamada Yuca, un tubérculo con alto contenido calorìfico del que se prepara una harina muy nutritiva, que hasta la fecha es parte integrante de la dieta de las diversas poblaciones que viven en la región maya y también en la cuenca del mar Caribe.[1] La siguiente referencia establece el cultivo de yuca en la cultura maya, hace 1400 años en Joya de Cerén (El Salvador).[2]
Otros alimentos importantes fueron los derivados del cacao: de su semilla se obtiene una pasta para elaborar una bebida (chocolate o xocolatl en náhuatl) preparada con agua, pues no había ganado que pudieran dar leche. No acostumbraban beber agua sola, el agua se mezclaba con derivados del maíz, frutas y otros ingredientes.
El balché (bebida alcohólica fermentada) usado en las ceremonias se elaboraba con la corteza del árbol balché (Lonchocarpus violaceus), agua y miel. El sakab, que era también ceremonial, se elaboraba con maíz y se endulzaba con miel. De las variantes y diversas formas de preparación de las bebidas del maíz encontramos el origen del pozole, el atole y el pinole. Todas esas bebidas se tomaban en jícaras y se transportaban en guajes o calabazos (en maya chú).
Otros productos muy consumidos eran: la chaya (planta similar a la ortiga que es muy rica en vitaminas), el chicle (que se extraía del chicozapote) y la sal (que extraían del mar rudimentariamente), la calabaza (de la cual se consumían sus frutos, sus semillas ("pepitas") y su flor), el chile habanero y el frijol. La miel de abeja melipona y una extensa lista de frutas complementaban su dieta.
Por otro lado, dentro de la fauna, el pueblo maya conoció el venado, el pecarí o puerco salvaje, el tepezcuintle, el armadillo, el manatí, el conejo, el malixpec (xoloitzcuintle entre los aztecas), el tapir, el jabalí, el mono, la tuza, la tuza real, el cereque (otro tipo de tepezcuintle), el faisán, las palomas, el pavo de monte, el guajolote o pavo doméstico, la perdiz, la codorniz, la chachalaca, la gallinola, la gallina de monte, la iguana, el pez normal o salado, el ostión y otras aves y mamíferos que les proporcionaron su carne tanto para alimento, como para sacrificio u ofrenda ritual.
Aldeas "vivienda"
Existían casas unifamiliares donde vivían los padres y los hijos quienes adoptaban a miembros viejos o jóvenes de la familia o fuera de ella (ejemplo: Tulum). También había edificios multifamiliares habitados por personas de lazos sanguíneos comunes de elevada posición social (ejemplo: los complejos residenciales de Kohunlich). Los materiales de las casas varían de muros y techos de madera y palma a materiales resistentes como piedra y estuco. También la vivienda podía estar formada por tres estructuras principales separadas, (dormitorios, la cocina, la bodega) y podían construir otras estructuras separadas (talleres, baños saunas) (Ejemplo: Joya de Cerén).
Dormían sobre unas plataformas bajas adosadas a los muros donde colocaban colchones rellenos de algodón (las hamacas fueron una adaptación de las redes de pesca, invento de los indígenas caribes de Haití llegado a Yucatán con el arribo de los españoles). También se dormía sobre tapetes en el suelo.
Este tipo de habitaciones tenían poca ventilación y luz porque carecían de ventanas. Las habitaciones fueron usadas para dormir y guardar pertenencias; sus ocupantes trabajaban en las afueras y poseían huertos para consumo familiar.
Es necesario considerar y advertir que la gente común vivía en las denominadas palapas alrededor de las ciudades, los materiales que usaban eran renovables como la palma chit, el guano (para los techos); la madera, los bajareques, el estuco (para las paredes). En el centro de la ciudad habitaban los sacerdotes y la nobleza en los castillos, pirámides y templos ceremoniales.
Vestimenta
Gran parte de la población estaba dedicada a las jornadas agrícolas, por ello usaron ropa adecuada a las condiciones necesarias, además la indumentaria dependía del nivel social. La mayoría de la gente vestía sencillamente: las mujeres con el huipil o hipil o una falda y su manto; y los hombres con una especie de calzón llamado patí. Sin embargo, la nobleza utilizaba ricos y complicados atuendos bordados con plumas y gemas, calzaba sandalias de cuero y lucía grandes tocados de plumas, además de collares, pectorales y pesados cinturones con incrustaciones de nácar y piedras grabadas. Otras prendas comunes entre los nobles fueron las faldas, capas cortas o largas, chaquetas (generalmente de piel de jaguar o algodón), adornos de conchas, caracoles y diseños geométricos. Aparte del tocado, algunos nobles y sacerdotes llevaban enormes orejeras, narigueras, brazaletes y anillos de jade, cuarzo y oro, y se perforaba la barbilla, bajo el labio inferior, para incrustarse un besote.
Entre los accesorios había sombreros, turbantes, penachos, diademas y gorros cónicos. Por lo general el jade es muy utilizado hasta el 900 a. C. (aunque no desaparece) y posteriormente llega la joyería de oro.
Podemos imaginar, por las pinturas de Bonampak, la riqueza y suntuosidad que irradiaban estos atavíos en las ceremonias y también en las batallas, en donde los guerreros añadían al vestuario sus armas, escudos y cotas o chalecos protectores también profusa y bellamente adornados.
Para teñir sus artículos indumentarios utilizaron diversos colorantes. Los más importantes fueron:
De origen mineral
Atapulgita
De origen vegetal
Añil (Indigofera sufruticosa) e (Indigrofera guatemalensis) de éstos dos se piensa que los mayas sacaron el azul maya (su color especial).
De origen animal
El color rojo, obtenido de la Grana Cochinilla (insecto parásito que ataca al nopal, del que hay varias especies de los géneros Opundia y Nopalea).
El color violeta proviene de un caracol llamado Purpura pansa.
Estos colorantes fueron obtenidos a través de cultivos o por el comercio.
La mujer y su posición social
La mujer tuvo posiciones elevadas en la sociedad y algunas fueron gobernantes. Las mujeres eran muy importantes para la economía familiar, pues elaboraban piezas de cerámica, diseñaban piezas en barro o esculpidas o talladas a modo de escultura, y tejían el algodón para confeccionar vestidos. También criaban animales para comer o como mascotas y se encargaban de elaborar comidas y bebidas para las fiestas religiosas. No participaban en ceremonias religiosas donde se efectuaban sacrificios humanos, excepto en ciertas fiestas donde acudían las ancianas.
En el posclásico las mujeres no participaban en el autosacrificio, pero en el clásico sí, al menos las de alto rango.
Para los mayas, el Kamnicté (matrimonio) era constituido por arreglo de los padres y tenía fines económicos o de alianza. Además, entre otras costumbres, el hombre recién casado vivía bajo las órdenes del suegro en un período variable, pero que en ocasiones, podía llegar a ser de cinco años.
Rasgos físicos
Una investigación realizada por el norteamericano Sylvanus G. Morley realizada sobre la población maya yucateca arrojó que la estatura media es de 154,61 cm y 142,65 cm, el peso de 52,86 kg y 50 kg y el índice cefálico medio es de 85,8 y 86,8 para hombres y mujeres con un menor índice cefálico.
De acuerdo con las evidencias arqueológicas (estudio de los monumentos y artes de la antigüedad) y etnográficas (estudio, descripción y clasificación de razas o pueblos), se deduce que los mayas tienen la cabeza ancha (braquicéfalos), nariz aguileña, el pelo negro y lacio, los pómulos salientes, la frente amplia (ancha y plana) y los ojos almendrados (con un pronunciado y notable pliegue en los párpados que les da un toque marcadamente oriental) de color oscuro. El cuello es corto y los hombros son anchos.
Las características de estos grupos eran modificadas por influencias mágicas y/o rituales, ya que modificaban la posición de los ojos para obtener una vista estrábica causada (según el fray Diego de Landa), con cuentas de cera que los padres ponían enfrente de los ojos de sus hijos. La deformación del cráneo era practicada en los niños aprovechando que los huesos, entre la primera semana de nacidos y los dos años, no están sólidos y son moldeables (había dos variantes de deformación del cráneo); la deformación del cráneo por alargamiento se efectuaba mediante la colocación de dos tablas, una en la frente y otra atrás (estas deformaciones se practicaban en los recién nacidos de ambos sexos y de todas las clases sociales). Otras costumbres (pues más que modas tenían fines mágico-espirituales) eran la pintura corporal (como los tatuajes en pecho, brazos y piernas), la excoriación o escarificación (técnica que consiste en causar cicatrices con fines decorativos), el limado y perforación de los dientes para colocar «piedras semipreciosas» (pedacitos de jade, obsidiana o pirita) y adornos como orejeras (especie de aretes), pectorales, bezotes (anillos nasales), penachos, etcétera. Es importante destacar que el tatuaje y la escarificación fue prerrogativa de los señores, sacerdotes y guerreros distinguidos.
Mucha de esta información viene del fray español Diego de Landa, quien vivió en la época de la colonia. Durante su estancia destruyó mucha documentación maya, aunque al final hizo un libro acerca de esta civilización.
El maíz fue la base de la alimentación de los mayas.
La base de su alimentación fue el maíz (en maya ixim) que les sirvió para hacer bebidas (como el atole), usando su pasta (nixtamal, palabra azteca para una masa de maíz hecha con cal) cocinaban alimentos como los tamales y tortillas. En cuanto a los tamales, están compuestos por una pasta de maíz que contiene una mezcla de carne, vegetales o ambos. Todo lo anterior se envuelve dentro de hojas de maíz u otra planta. Entre las técnicas gastronómicas para cocinar los alimentos predominó el pibil, que es el horneado bajo tierra.
Recientes investigaciones tienden a demostrar que el complemento alimentario de los mayas, el que les permitió sostener poblaciones muy numerosas, sobre todo durante el período clásico, y muy particularmente en la región sur de mesoamérica en donde se concentraron importantes multitudes (Tikal, Copán, Calakmul), fue la Manioca, también llamada Yuca, un tubérculo con alto contenido calorìfico del que se prepara una harina muy nutritiva, que hasta la fecha es parte integrante de la dieta de las diversas poblaciones que viven en la región maya y también en la cuenca del mar Caribe.[1] La siguiente referencia establece el cultivo de yuca en la cultura maya, hace 1400 años en Joya de Cerén (El Salvador).[2]
Otros alimentos importantes fueron los derivados del cacao: de su semilla se obtiene una pasta para elaborar una bebida (chocolate o xocolatl en náhuatl) preparada con agua, pues no había ganado que pudieran dar leche. No acostumbraban beber agua sola, el agua se mezclaba con derivados del maíz, frutas y otros ingredientes.
El balché (bebida alcohólica fermentada) usado en las ceremonias se elaboraba con la corteza del árbol balché (Lonchocarpus violaceus), agua y miel. El sakab, que era también ceremonial, se elaboraba con maíz y se endulzaba con miel. De las variantes y diversas formas de preparación de las bebidas del maíz encontramos el origen del pozole, el atole y el pinole. Todas esas bebidas se tomaban en jícaras y se transportaban en guajes o calabazos (en maya chú).
Otros productos muy consumidos eran: la chaya (planta similar a la ortiga que es muy rica en vitaminas), el chicle (que se extraía del chicozapote) y la sal (que extraían del mar rudimentariamente), la calabaza (de la cual se consumían sus frutos, sus semillas ("pepitas") y su flor), el chile habanero y el frijol. La miel de abeja melipona y una extensa lista de frutas complementaban su dieta.
Por otro lado, dentro de la fauna, el pueblo maya conoció el venado, el pecarí o puerco salvaje, el tepezcuintle, el armadillo, el manatí, el conejo, el malixpec (xoloitzcuintle entre los aztecas), el tapir, el jabalí, el mono, la tuza, la tuza real, el cereque (otro tipo de tepezcuintle), el faisán, las palomas, el pavo de monte, el guajolote o pavo doméstico, la perdiz, la codorniz, la chachalaca, la gallinola, la gallina de monte, la iguana, el pez normal o salado, el ostión y otras aves y mamíferos que les proporcionaron su carne tanto para alimento, como para sacrificio u ofrenda ritual.
Aldeas "vivienda"
Existían casas unifamiliares donde vivían los padres y los hijos quienes adoptaban a miembros viejos o jóvenes de la familia o fuera de ella (ejemplo: Tulum). También había edificios multifamiliares habitados por personas de lazos sanguíneos comunes de elevada posición social (ejemplo: los complejos residenciales de Kohunlich). Los materiales de las casas varían de muros y techos de madera y palma a materiales resistentes como piedra y estuco. También la vivienda podía estar formada por tres estructuras principales separadas, (dormitorios, la cocina, la bodega) y podían construir otras estructuras separadas (talleres, baños saunas) (Ejemplo: Joya de Cerén).
Dormían sobre unas plataformas bajas adosadas a los muros donde colocaban colchones rellenos de algodón (las hamacas fueron una adaptación de las redes de pesca, invento de los indígenas caribes de Haití llegado a Yucatán con el arribo de los españoles). También se dormía sobre tapetes en el suelo.
Este tipo de habitaciones tenían poca ventilación y luz porque carecían de ventanas. Las habitaciones fueron usadas para dormir y guardar pertenencias; sus ocupantes trabajaban en las afueras y poseían huertos para consumo familiar.
Es necesario considerar y advertir que la gente común vivía en las denominadas palapas alrededor de las ciudades, los materiales que usaban eran renovables como la palma chit, el guano (para los techos); la madera, los bajareques, el estuco (para las paredes). En el centro de la ciudad habitaban los sacerdotes y la nobleza en los castillos, pirámides y templos ceremoniales.
Vestimenta
Gran parte de la población estaba dedicada a las jornadas agrícolas, por ello usaron ropa adecuada a las condiciones necesarias, además la indumentaria dependía del nivel social. La mayoría de la gente vestía sencillamente: las mujeres con el huipil o hipil o una falda y su manto; y los hombres con una especie de calzón llamado patí. Sin embargo, la nobleza utilizaba ricos y complicados atuendos bordados con plumas y gemas, calzaba sandalias de cuero y lucía grandes tocados de plumas, además de collares, pectorales y pesados cinturones con incrustaciones de nácar y piedras grabadas. Otras prendas comunes entre los nobles fueron las faldas, capas cortas o largas, chaquetas (generalmente de piel de jaguar o algodón), adornos de conchas, caracoles y diseños geométricos. Aparte del tocado, algunos nobles y sacerdotes llevaban enormes orejeras, narigueras, brazaletes y anillos de jade, cuarzo y oro, y se perforaba la barbilla, bajo el labio inferior, para incrustarse un besote.
Entre los accesorios había sombreros, turbantes, penachos, diademas y gorros cónicos. Por lo general el jade es muy utilizado hasta el 900 a. C. (aunque no desaparece) y posteriormente llega la joyería de oro.
Podemos imaginar, por las pinturas de Bonampak, la riqueza y suntuosidad que irradiaban estos atavíos en las ceremonias y también en las batallas, en donde los guerreros añadían al vestuario sus armas, escudos y cotas o chalecos protectores también profusa y bellamente adornados.
Para teñir sus artículos indumentarios utilizaron diversos colorantes. Los más importantes fueron:
De origen mineral
Atapulgita
De origen vegetal
Añil (Indigofera sufruticosa) e (Indigrofera guatemalensis) de éstos dos se piensa que los mayas sacaron el azul maya (su color especial).
De origen animal
El color rojo, obtenido de la Grana Cochinilla (insecto parásito que ataca al nopal, del que hay varias especies de los géneros Opundia y Nopalea).
El color violeta proviene de un caracol llamado Purpura pansa.
Estos colorantes fueron obtenidos a través de cultivos o por el comercio.
La mujer y su posición social
La mujer tuvo posiciones elevadas en la sociedad y algunas fueron gobernantes. Las mujeres eran muy importantes para la economía familiar, pues elaboraban piezas de cerámica, diseñaban piezas en barro o esculpidas o talladas a modo de escultura, y tejían el algodón para confeccionar vestidos. También criaban animales para comer o como mascotas y se encargaban de elaborar comidas y bebidas para las fiestas religiosas. No participaban en ceremonias religiosas donde se efectuaban sacrificios humanos, excepto en ciertas fiestas donde acudían las ancianas.
En el posclásico las mujeres no participaban en el autosacrificio, pero en el clásico sí, al menos las de alto rango.
Para los mayas, el Kamnicté (matrimonio) era constituido por arreglo de los padres y tenía fines económicos o de alianza. Además, entre otras costumbres, el hombre recién casado vivía bajo las órdenes del suegro en un período variable, pero que en ocasiones, podía llegar a ser de cinco años.
Rasgos físicos
Una investigación realizada por el norteamericano Sylvanus G. Morley realizada sobre la población maya yucateca arrojó que la estatura media es de 154,61 cm y 142,65 cm, el peso de 52,86 kg y 50 kg y el índice cefálico medio es de 85,8 y 86,8 para hombres y mujeres con un menor índice cefálico.
De acuerdo con las evidencias arqueológicas (estudio de los monumentos y artes de la antigüedad) y etnográficas (estudio, descripción y clasificación de razas o pueblos), se deduce que los mayas tienen la cabeza ancha (braquicéfalos), nariz aguileña, el pelo negro y lacio, los pómulos salientes, la frente amplia (ancha y plana) y los ojos almendrados (con un pronunciado y notable pliegue en los párpados que les da un toque marcadamente oriental) de color oscuro. El cuello es corto y los hombros son anchos.
Las características de estos grupos eran modificadas por influencias mágicas y/o rituales, ya que modificaban la posición de los ojos para obtener una vista estrábica causada (según el fray Diego de Landa), con cuentas de cera que los padres ponían enfrente de los ojos de sus hijos. La deformación del cráneo era practicada en los niños aprovechando que los huesos, entre la primera semana de nacidos y los dos años, no están sólidos y son moldeables (había dos variantes de deformación del cráneo); la deformación del cráneo por alargamiento se efectuaba mediante la colocación de dos tablas, una en la frente y otra atrás (estas deformaciones se practicaban en los recién nacidos de ambos sexos y de todas las clases sociales). Otras costumbres (pues más que modas tenían fines mágico-espirituales) eran la pintura corporal (como los tatuajes en pecho, brazos y piernas), la excoriación o escarificación (técnica que consiste en causar cicatrices con fines decorativos), el limado y perforación de los dientes para colocar «piedras semipreciosas» (pedacitos de jade, obsidiana o pirita) y adornos como orejeras (especie de aretes), pectorales, bezotes (anillos nasales), penachos, etcétera. Es importante destacar que el tatuaje y la escarificación fue prerrogativa de los señores, sacerdotes y guerreros distinguidos.
Mucha de esta información viene del fray español Diego de Landa, quien vivió en la época de la colonia. Durante su estancia destruyó mucha documentación maya, aunque al final hizo un libro acerca de esta civilización.
No hay comentarios:
Publicar un comentario